viernes, 14 de junio de 2013

Solidaridades

De un tiempo a esta parte no hago más que solidarizarme. Con esto, con lo otro, con lo de más allá. Firmo peticiones, tuiteo y retuiteo a demanda, reparto palmaditas en el hombro y reciclo palabras de ánimo. Ya casi ni filtro. Causas nobles, menos nobles, discutibles. Por magnanimidad, que no quede. Que se vea que tengo un corazón de oro y una conciencia que no me cabe en el cráneo. Para que no se dijera, me he solidarizado hasta con insolidarios de libro, esos que no movieron un músculo por echar una mano cuando cualquier prójimo lo necesitó y que descubren —¡Bien tarde!— que la bota que lamían es la misma que los chuta a la grada sin agradecerles los servicios prestados. A veces, en el sexto sótano del insomnio, donde es imposible distinguir lo que pienso de lo que creo que pienso, me pregunto si no me moverá algún recóndito espíritu de venganza al regalar esos pésames que no me pesan. Antes de obtener la respuesta, duermo como un bendito, seguro de que al despertar lo habré olvidado todo. Y suele ser así.

2 comentarios:

  1. Permitidme otro punto de vista.
    Curro en una cooperativa desde hace mas de veinte años. Quienes conozcáis cómo funciona este pequeño monstruito económico/social sabréis que, aparte de la asamblea soberana de socios/as (si, a mis cuarenta y varios, aun me lo creo), quien de verdad manda en las decisiones del día a día es el consejo rector. El consejo rector es un órgano formado por socios elegidos por votación y se renueva en su 50% cada dos años. Una de las formas que establecen los estatutos cooperativos de presentar candidatos es mediante recogida de firmas. Yo tengo por norma firmar todas las propuestas sin mirar, me da igual quien se presente, parto de la base de que todo el mundo tiene las mejores intenciones, que tiene derecho a demostrar de lo que es capaz y de que el interés propio y común van de la mano. En definitiva, que me solidarizo con todos los proyectos porque me solidarizo con la idea de que todo el mundo tiene derecho a tener un proyecto. Lo curioso del caso (y me estoy acordando de un tuit de Javier de esta mañana) es que la gente se sorprende con lo obvio. Flipan cuando tras la votación descubren que, en la mayoría e los casos, las firmas recogidas para presentarse superan con creces sus votos.
    Yo soy muy solidaria pero, idiota, lo justo. Y creo que es algo que nos pasa a muchos.

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  2. Me c... en el p... filtro, esto sí que me hace infeliz. Decía ayer que lo de la encuesta es una bobada porque es muy difícil admitir que eres un desgraciado, de todas formas la felicidad se compone de momentos y no se puede tener una vida absolutamente feliz porque la vida te depara cosas buenas y malas y porque hay mucha gente tóxica que vive de la desgracia de los demás.

    Decía tb que este fin de semana he sido superfeliz sin casi dinero. El sábado fui a un concierto a Ziortza, maravilloso y gratuito salvo el transporte, después ví los conciertos de la gau zuria tb gratis, buen ambiente y música de primera. Coño, el domingo salió el sol y me fui con una atartera y 5 € a la playa. Feliz no, lo siguiente.

    Hay que aprovechar las cosas buenas de la vida, que parece que la queja se ha vuelto deporte nacional en Euskadi. Cualquier libro de psicólogos, filósofos, gente espiritual varia, coincide en que la felicidad está en el interior, tener la sabiduría necesaria para aceptar lo que no puedes cambiar y luchar por lo que sí puedes. Yo me doy con muros muy a menudo pero consigo equilibrarme emocionalmente con otras cosas buenas y así, todavía, soy feliz a ratos y me merece la pena vivir.

    Además como dijo la Pantoja, dientes, dientes, que es lo que les jode. Hay mucho "demócrata" que intenta hacer de nosotros unos amargados con sus políticas, con su televisión, que si no follamos etc..no se les puede dejar ganar.

    HACE SIGLOS QUE NO SE PUEDE PUBLICAR EN TU BLOG DE DEIA, SIENTO MANCHAR ESTE, SOY BESTE BAT BILBOTIK.

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